Siguiendo las palabras del Catedrático de Economía Aplicada Álvaro Anchuelo y lejos de ser una experta en la materia, he decidido, basándome en uno de sus textos, realizar un artículo que resuma las medidas que el Estado español tomó al principio de la crisis con el fin de difundir estas ideas al mayor número de personas posibles.
La crisis financiera en España ha marcado en nuestras vidas un antes y un después y considero fundamental que los ciudadanos seamos conocedores de la problemática que ha generado algunas actuaciones políticas.
Para poder entender un poco cómo se actuó es necesario conocer algunos principios básicos de cómo funciona la banca y es por ahí por donde empezaré.
El funcionamiento de la banca
Los bancos no son cajas fuertes donde se almacena el dinero que los clientes han depositado. En realidad, el dinero líquido disponible en un banco no suele superar el 2%, el resto se utiliza para generar más dinero, concediendo créditos, comprando bonos o comprando acciones. Por lo general, el banco no necesita tener más dinero en sus reservas porque no es frecuente que se hagan grandes extracciones y, además, si por un casual necesitaran disponer de más reservas, los bancos tienen pequeñas herramientas para abastecerse:
- Acudir a otro banco y solicitar un crédito.
- Acudir al Banco Central Europeo y solicitar un crédito.
De esta forma, siempre van a disponer de liquidez.
El problema lo encontramos cuando las condiciones económicas no son normales, cuando una crisis (por ejemplo) azota el país y la retirada de fondos, la inestabilidad de los mercados y la venta masiva de acciones por miedo a pérdidas invade la situación económica de España.
La crisis financiera española
La necesidad de liquidez de los bancos se disparó enormemente entre 2008 y 2008 y el sistema financiero dejó de funcionar. Los bancos no podían acudir a otros bancos para solicitar fondos y el BCE inyectó enormes cantidades de liquidez, algo sin precedentes. Sin embargo, ni eso fue suficiente, los bancos necesitaban más dinero durante más tiempo.
Ante esa situación, el Gobierno se vio “obligado” a intervenir y llevó a cabo una serie de medidas que pretendían evitar el pánico y proporcionar la liquidez que los bancos necesitaban. El Gobierno de Zapatero apoyó al sistema financiero para evitar el colapso.
Fueron tres las principales medidas para evitar el pánico:
- Incrementar la cantidad garantizada en los depósitos.
- Activar programas de compra de activos.
- Ser un aval público de las emisiones de deuda bancaria.
Con estas medidas el Gobierno pone freno al carácter psicológico de la situación financiera española, haciendo que la credibilidad de las entidades financieras pase a sí mismo. Se trataban de mecanismos, que en principio no tendrían ningún coste, para desacelerar la desconfianza en los bancos y mejorar las condiciones para poder acceder a un crédito.
El rescate financiero de Bankia
Esas medidas que, en principio tenían un escaso coste inmediato, eran en realidad potencialmente costosas, ya que el Estado debía hacer frente a las garantías de las entidades financieras. Y así se pudo comprobar en 2012 cuando Bankia fue rescatada por un valor de 23.000 mil millones de euros. La unión de las diferentes Cajas de Ahorro dio lugar a una entidad financiera que sobrevivía a base de activos del ladrillo y otros productos tóxicos cuya reserva de capital era inferior al permitido por la legislación.
Para sufragar ese problema decidieron, y mal decidido, sacar a bolsa a la entidad. El resultado fue dramático: un año después de su salida la acción pasó a costar de 3,75€ a 1,57€. El agujero financiero de la entidad era gigantesco. El Estado, se obligó a rescatar a Bankia por los compromisos que había acordado.
La broma nos costó muy cara.