Una vez un hombre llamado Max Rafferty escribió que una escuela basada en la libertad es una prostituta de la educación. Dar libertad a un niño es sinónimo de inmoralidad. Nadie querrá estudiar si pueden jugar, no los instruirán para la cruel realidad social. Una escuela liberal sólo sirve para corromper, son moradas del Diablo.
Este pensamiento, alejándolo un poco del radicalismo y quitándole el tono religioso, está muy cercano a los que muchos piensan a día de hoy, 40 años después de publicar esas palabras. Se piensa que dar libertad es sinónimo de problema. No sabrán hacer lo que les pedirán, no se podrán enfrentar a la realidad con la que se van a encontrar. ¿No?
El mundo es natural y artificial a la vez. Ser libre ayuda a vivir y crecer con unas herramientas con las que podrás guiarte a través del mundo sin complicaciones. Ser libre implica tener un espíritu crítico, soñador, creador e innovador. No eres un conformista.
Cuando uno es libre desde pequeño conoce el camino que desea, tiene las cosas más claras que nadie y, probablemente, sepa vivir mejor en esa “cruda realidad”.
Educarnos libres es lo mejor que puede pasarnos.