El interés por las tutorías a distancia ha ido en aumento desde que este tipo de educación se ha convertido en una demanda constante por parte de la sociedad. La tutoría se ha considerado como una relación de ayuda entre el profesor y el alumno, donde el tutor acompaña al discente en su proceso de aprendizaje, estimulándolo y resolviendo las dudas que pueda tener. El tutor es un guía, un orientador que propone actividades de reflexión y ofrece fuentes de información alternativas.
Si bien es cierto que la concepción tradicional del papel del tutor en la educación a distancia consiste en que el docente sólo debe asegurar el cumplimiento de los objetivos previstos para el curso, en la actualidad, el rol ha cambiado.
La acción tutorial constituye un nexo entre el curso y el alumno, haciendo que los participantes del proceso de aprendizaje estén motivados en todo momento, interviniendo, si es necesario, ante el desánimo y el desamparo de los alumnos.
Los tutores de la educación a distancia deben saber trabajar en entornos inciertos y complejos, donde los recursos para mantener a sus discentes activos son escasos. El docente debe dominar las competencias técnicas necesarias para atender a las múltiples demandas que se les exigirán. Por lo tanto, la función de tutor debe desarrollarse con conocimiento, capacidad y domino. Atrás ha quedado el pensamiento de que el tutor de la educación a distancia poco hace; ahora forma parte fundamental del proceso de aprendizaje.
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